Conclusiones sobre Grecia
El Financiero de El Garaje. LQSomos. Julio 2015
Que Grecia se encontraba quebrada ya lo sabíamos. También se había evocado en esta sección el peligro de corralito, el castigo a depositantes y jubilados, y la ruina de amplios sectores de la población. Primero fue Chipre, ahora Grecia: el proceso continúa avanzando.
Independientemente de las conclusiones (más o menos políticas) que cada cual pueda sacar y de que se llegue o no a un acuerdo, conviene recordar ahora que:
Primero. El endeudamiento excesivo acaba pasando factura. No se puede vivir eternamente a crédito. De hecho, estamos asistiendo al fin del ciclo del “capitalismo del endeudamiento” que viene desde mediados de los años 70.
Segundo. Si una población permite (corrompiéndose a su vez) que las élites (extractivas) de su país actúen durante años con total impunidad, el saqueo continuado acaba colapsando el país.
Tercero. Es el mismo concepto de Estado-Nación el que está cuestionado. En un mundo globalizado, controlado por un puñado de corporaciones, las estructuras estatales en general resultan no solo innecesarias (desde el punto de vista del funcionamiento del sistema) sino que se han convertido en focos permanentes de corrupción.
¿Qué sentido tiene hoy hablar de Grecia como país? Hasta el mismo Varufakis pedía, no hace mucho, una Europa fuerte, con hegemonía alemana y una Grecia (o lo que queda de ella) viviendo de las transferencias del centro de Europa, obtenidas a cambio de una cesión de soberanía.
¿Y en el Reino de España? ¿Alguien puede defender todavía el mantenimiento de su estructura estatal? Más de tres millones de empleados públicos (por cierto, un millón en Grecia), miles de “empresas” públicas, televisiones, “parlamentos” y “juntas”, ocho mil ayuntamientos, coches, dietas, prebendas… una deuda global (estatal) que supera el billón de euros y un déficit anual de 50 mil millones. Pues no, no es viable. Y cuando algo no es viable acaba por caer. Tardará más o menos, pero acaba por caer.
Cuarto. Grecia no se ha librado de un marco geopolítico cada día más peligroso. Quién más “comprensivo” se ha mostrado con la posición de sus gobernantes ha sido Obama. Lógico, ya que todo lo que debilite al euro es bien visto por el dólar.
¿Paradójico? Pues sí, y mucho. Se saquea el país, se cede soberanía, se proclama el europeísmo, a la vez que se coquetea con Washington mientras que por otro lado se insinúa la posibilidad de abrir el Mediterráneo a la flota rusa.
Quinto. La deuda es impagable. Pero no sólo la griega. También la española, la francesa, la italiana, la estadounidense, la japonesa… y todas las demás. Las quitas, impagos y defaults vendrán, pero no tanto como expresión de la voluntad de los pueblos, sino más bien como la expresión del final de la era del endeudamiento. Y, pueden estar seguros, éste no va a ser un proceso tranquilo.
Sexto. Los mercados no temen a Grecia. Saben que nunca pagará. Lo que más puede preocupar a los mercados en este momento es la subida de tipos de interés que viene y de la que ya hemos escrito aquí. Esa es la vía de contagio.
Se podría incluso interpretar, cambiando de perspectiva, la agudización de la crisis griega como un episodio que anuncia/confirma la llegada de un mercado de deuda bajista o, lo que es igual, el inicio de un periodo de alzas en los tipos de interés. Un giro de la mayor importancia, sobre todo si tenemos en cuenta que el mercado alcista que ahora termina (bajadas de tipos) ha durado 35 años.
Séptimo. Ante el ataque global de las élites mundiales contra las poblaciones (“La conspiración de los ricos”), ante la robotización y la cada vez menor necesidad de trabajo humano, la alternativa está, en nuestra opinión, en una toma en mano de su destino por parte de esas poblaciones. Se trata de concretar otras formas de funcionamiento, en lo económico y lo social.
No se crean que la alternativa está entre “políticas de austeridad” (léase Alemania) y “políticas de crecimiento” como –tristemente– nos quieren vender desde una supuesta izquierda (traduzcan “lucha contra la austeridad” por más crédito, más endeudamiento, más hipoteca para las generaciones futuras).
¿Y eso, concretamente, qué quiere decir? Quiere decir que o bien organizamos nosotros mismos las cosas, con seguramente una reducción de un consumismo absurdo e insostenible (que no es lo mismo que reducir nivel de vida) o nos lo van a imponer, que es lo que les está pasando a los griegos. No hay otra.
Cada vez es mas difícil decidirse entre el deseo de cambiarlo todo, utopías, y la realidad que constatamos. Es como si todo estuviera ya planificado, ciencia ficción. Por ejemplo, tengo la sensación de que el referéndum simplemente ha sido para asegurar el seguimiento a la Troika…
Aquí se añade también algo de luz… Verdades y mentiras del gasto público en Grecia: la cuarta parte se lo lleva la banca http://www.eldiario.es/economia/Grecia-Gasto_publico-Banca-UE-Eurostat_0_406659679.html
Un análisis muy pragmático, pero al final creo entender que se apuesta por el “decrecimiento” ¿Esta será la solución a los problemas financieros? Muy fácil parece, demasiado
Completamente de acuerdo con el comentario. Los problemas financieros no tienen una solución simple, si es que la tienen. Evocar una actitud diferente con respecto al consumismo no supone una alternativa a la situación actual. Se trata más bien de una respuesta defensiva ante lo que se nos puede venir encima.