Collages. Mercado del arte: ¿estética, especulación, compadreo?
Por Nònimo Lustre.
Esta serie de 30 collages con sendos textos explicativos versa sobre los protagonistas de la Historia eurocéntrica convencional -los césares, cleopatras, penélopes, etc. Pero no para abundar en su excepcionalidad, atractivo y estrella sino para todo lo contrario: para demostrar que los archivos históricos menos consultados guardan las verdaderas peripecias de estos ‘famosos’ -justamente, las que echan por tierra su carisma y lo reducen a la propaganda de los Palacios perpetuada a través de los siglos. Es decir, no son ídolos con pies de barro: simplemente, son monigotes de lodo y plástico.
En esta segunda entrega de 15 collages sobre la mujer occidental ‘casi libre’, queremos recapitular brevemente sobre los 15 collages anteriores. Dos inclusiones extemporáneas nos irritaron en grado sumo: a) la del absurdo y anacrónico Amor entendido como comodín para explicar los más ignotos y complejos procesos históricos. b) las acusaciones fisiológicas de ninfomanía que tiñen las biografías de reinas y emperatrices.
Huelga añadir que, situando los collages en épocas lejanas, no nos referimos al amor romántico -inventado en el siglo XIX-, ni al amor originado en el botín, ni tampoco se lo adjudicaremos a una suerte de rey Midas -que todo lo convertía en oro- sino más bien tendríamos que acuñar un nuevo concepto del midaísmo pues los agentes decisivos de aquellos años fueron psicópatas que todo lo bello lo convertían en excretas, coprolitos y mierda fétida. Como varias veces hemos repetido con fruición, las cortesanías son ansí.
Mercado del arte: ¿estética, especulación, compadreo?
Arriba: Jóvenes en el apodyteriom probándose el nuevo calzado -las coligae muliebres o las coloridas zapatillas soccus-. Cuadro de Alma-Tadema, 1866. Abajo: cortesanos turco-egipcios del rey Faruk -dignatarios reducidos por el Imperio Británico a ser meramente decorativos.
Decoración por decoración, olvidemos a los cortesanos neo-egipcios que ocupan ufanos la mitad inferior de este collage y centrémonos en la obra pictórica de Sir Lawrence (Lourens) Alma-Tadema (1836-1912; en adelante, LAT) que ocupa la mitad superior -no menos decorativa. Nos interesa este pintor decimonónico, romántico en su juventud y neoclásico victoriano en su madurez pero hoy tan escandalosamente demodée que, en este siglo XXI, sólo ilustraría tebeos o esas batallitas patrióticas con las que continuamente nos agrede Ferrer-Dalmau, el niño bonito del neofranquismo.
Además dello, LAT es un dibujante fundamental porque diseñó la imagen que actualmente padecemos de lo que pudo ser la Antigüedad Clásica. En efeto, LAT fue el ‘asesor de imagen’ de los mejor pagados directores de Jólibu. Por ejemplo, de D.W. Griffith (Intolerancia, 1916) o de Cecil B. de Mille (Los 10 mandamientos, 1956).
No obstante, sabemos que, detrás del éxito mundial de un artista, hay un marchante. En este caso, LAT no hubiera existido sin Ernest Gambart, el comercial que encumbró a un LAT delirantemente prolífico: pintó cientos de óleos -mejor dicho, su equipo o taller, trabajó hasta la extenuación.
Se cuenta que Gambart, visitó a un jovencísimo LAT y quedó impresionado por el talento del joven holandés. Le preguntó: “¿Ha pintado este cuadro para alguien en particular?”. Sí, le respondió el pintor. ¿Y se lo has enseñado a esa persona? Y ante su negativa, exclamó ¡Entonces, es mío! Acto seguido le encargó veinticuatro obras más, que LAT tardaría en completar unos cuatro años. Sin embargo, el número de cuadros que LAT creaba por año fue decreciendo hasta alcanzar apenas los veinte anuales. La burocracia en la Academia le absorbió más tiempo del que calculó al aceptar ese trabajo. Pero, tales fueron sus servicios a la Royal Academia de Pintura, que el rey Eduardo VII le concedió la nacionalidad inglesa -y el título de Sir.
Aun así, la estricta vigilancia de Gambart no pudo evitar que algunos episodios escaparan a su control. Entre ellos, destaca el delirante pero ilustrativo caso del cuadro El Hallazgo de Moisés:
En 1904, LAT recibió £5.250 como pago por su cuadro (hoy serían £450,000). En plena Segunda Plena Mundial, su valor mercantil cayó en picado hasta las 682 libras que, en Christie’s, pagó un comprador anónimo. En 1955, esta menospreciada obra de LAT volvió a la casa de subastas y fue vendido por 900 esterlinas a una joven pareja -Christie’s, feliz por deshacerse del enorme cuadro de 1,3 × 2,1m. Pero, una hora después de la venta, un paseante informó al ¿afortunado? comprador que había un cuadro en el callejón de al lado. El comerciante salió a la calle y descubrió el Hallazgo de Moisés arrinconado contra una pared. La pareja había abandonado el cuadro y se había llevado únicamente el marco. El perplejo y novato afortunado ofreció la obra gratuitamente a todos los museos británicos, pero ninguno quiso aceptarlo. En 1973, se vendió por $72,801. Y, en 1995, el cuadro volvió a venderse en Christie’s por 2.7 m. US$. A la postre, en 2010, Sotheby’s-Nueva York lo subastó con un precio estimado de salida de 3 a 5 millones US$. Al final, fue adquirido en 35,9 m. US$.
A principios del siglo XX, LAT era el pintor más cotizado en el Reino Unido -British Empire incluido. Sus mármoles palatinos, las hopalandas de sus personajes, hasta el agua de sus albercas, eran definidos encomiásticamente como naturalezas volátiles, fluidas… y sutiles. Sin embargo, parte del establishment artístico nunca se rindió. Las críticas más contundentes e incluso crueles vinieron de la mano del mayor crítico de arte de la Gran Bretaña del siglo XIX, John Ruskin. En 1875, describió La Danza Pírrica como ”un pelotón de escarabajos buscando una rata muerta”. Asimismo, el respetado crítico sir Herbert Read sugirió que la Orden del Mérito que poseía LAT debía ser desinfectada porque había adquirido la esencia a naftalina de su dueño.
Entonces, LAT, ¿por qué cayó en desgracia?: los victorianos y el entorno historicista, medieval y seudo-egipcio del Taller LAT, “Cayeron porque abandonamos una era para abrazar la siguiente. Odiamos lo que a nuestras madres les gustaba pero amamos lo que admiraban nuestras abuelas. El Modernismo llegó en el siglo XX, y todos los Victorianos fueron considerados sentimentalistas, trillados, superficiales y frívolos” (Vern Swanson) Exordio no exacto: Ruskin y Read, a caballo entre los siglos XIX y XX, lo demostraron (cf. supra)
LAT “pasó de ser el pintor mejor pagado de Inglaterra a ser humillado en público y posteriormente olvidado. En los años ’70, resucitó porque después de haber sido deslumbrados por el Modernismo durante décadas, hemos sido capaces de apreciar mejor las cualidades innatas de los Victorianos. ¿Será recordado a partir de ahora? Ya resurgió de sus cenizas una vez… Sin embargo, observando las tendencias artísticas y los cambios en la estética de los últimos años, creo que Alma-Tadema es una de esas figuras que siempre será de alguna manera recuperada, pero nunca llegará a pertenecer al panteón artístico” (Anna García, 2020)
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